Carta de Lewis
Gabiuska me envía este texto del amigo Lewis Carroll, que parece que cuando no estaba flasheando con Alicia y su conejo (el de Alicia) le escribía cartas a quinceañeras.
Mi querida Agnes:
¡Eres el colmo de la pereza! ¿Qué? ¿Así que soy yo el que tiene que repartir besos, yo? ¡Puedes estar segura de que no me tomaré la molestia de hacer algo así! Pero te enseñaré cómo hacerlo. Primero, debes tomar cuatro de los besos y... y esto me recuerda una cosa muy curiosa que me ocurrió ayer a las cuatro y media. Tres visitantes golpearon a mi puerta, y me pidieron que les permitiera pasar. Y cuando abrí la puerta, ¿quiénes crees que eran? Nunca lo adivinarás. ¡Bueno, eran tres gatos! ¿No es curioso? ¡Pero los tres parecían tan antipáticos y desagradables, que agarré lo primero que encontré a mano (resultó ser el palo de amasar) y los dejé chatos como panqueques! "Si ustedes vienen a golpear mi puerta", dije, "yo voy a golpear sus cabezas." ¿Fue justo, no?
Afectuosamente tuyo,
Lewis Carroll