¡Uaiá!
Las paredes de la cocina del laburo están recubiertas con mosaicos. La cuestión es que forman una especie de hoja cuadriculada gigante y entonces me gusta pararme enfrente y practicar golpes de kung-fu, en distintas coordenadas.
Es como jugar a la batalla naval, pero solo. Y parado también, nadie juega a la batalla naval parado.