chelo-sin
Y all� debe haber llegado reci�n hoy el incansable chelo-san, luego de su inmensa traves�a. Se lo vi� por �ltima vez manduc�ndose unas aceitunas rellenas con anchoas y un vino espumante, a minutos de partir, por segundo a�o consecutivo, a unas jornadas de introspecci�n por el sur argentino.
Nos deja con la responsabilidad de llevar adelante este coso, que tanta de su sabidur�a ha visto reflejada.
Por eso y mucho m�s: chelo-san, nuestro amigo.