jorge
Aborrezco con todo mi alma a los cosos esos secadores automáticos de manos de los baños. Son infames. Buscaría al tipo que los inventó -llamémosle Jorge- buscaría a Jorge y le secaría la cara con su aparato, 10 minutos seguidos cepillando su mugrosa cara con vapor. Le daría a Jorge una cucharada de su propia medicina. Científicos, inventores... pf... cretinos...