Expertos en "kung-fu" custodian al dedo de Buda en Taiwán
Taipei, 26 feb (EFE).- Un grupo de expertos en los saberes esotéricos de las artes marciales custodian las 24 horas del día el único dedo que se conserva de Buda, una reliquia que se exhibe en Taiwán en medio de la veneración y la controversia.
Numerosas banderas rojas, blancas, amarillas y verdes colorean el exterior del estadio de la universidad nacional de Taiwán, en Taipei, mientras una fuerza de voluntarios organiza el tráfico y teje una red protectora en torno a la sagrada falange de Sakamuni Buda, que murió el año 485 antes de Cristo.
"Es una ocasión singular y he pedido permiso en mi trabajo para venir", comentó Ana Hui, una profesora budista que entró a la exposición por la mañana.
En el interior del recinto, al que acuden los fieles taiwaneses para recibir el favor del Cielo, reina una quietud y una devoción que dirigen directamente la atención al relicario y a los monjes que lo custodian.
"Con sólo ver cómo se mueven, un entendido puede comprobar que son invencibles en las técnicas de las artes marciales y estamos dispuestos a sacrificar la vida para preservar esta reliquia", afirmó el maestro budista Juedeng con serenidad y firmeza en el semblante.
Juedeng comanda a los 24 chinos de constitución corpulenta, de edades entre 24 y 29 años, que velarán el dedo de Buda en turnos de seis horas diarias hasta la clausura de la exhibición, el 31 de marzo.
El sagrado vestigio, que los fieles dicen tiene más de 2.500 años de antig~edad, llegó el sábado pasado a Taipei procedente del templo de Famen, en la provincia Shaansi (norte de China).
La documentación sobre la reliquia revela que fue trasladada a China 200 años después de la muerte de Buda y se guardó en una pagoda de Famen en el año 874 por orden del emperador de la dinastía Tang.
Allí permaneció oculta y venerada por los monjes por más de mil años, hasta que vuelve a la luz en 1981 tras derrumbarse el templo; cinco años más tarde se mostraba por primera vez al público.
El maestro Hsin Yun, director del monasterio Fokuangshan, en Kaohsiung (sur de Taiwán), y organizador de la muestra, explicó que con esta exhibición pretendió un acto exclusivamente espiritual destinado a despertar la compasión en el pueblo taiwanés y a invocar la paz en las disputas con los hermanos chinos.
Yun también fue el artífice de que el 8 de abril de 1998 llegase a Taiwán procedente de la India un diente de Buda, uno de los tres que, según la tradición religiosa, se encontraron entre las cenizas del profeta tras su cremación hace unos 2.000 años.
Al parecer, el diente volvió a la India desde el Tíbet durante la Revolución Cultural China (1966-67), transportado por fieles tibetanos que querían salvar a la reliquia de ser profanada.
Una fervorosa multitud de más de 30.000 budistas y las autoridades recibieron en Taiwán al diente de Buda en 1998, pero en esta ocasión el Gobierno se ha mantenido alejado del acontecimiento religioso y de la controversia que ha provocado.
El diario "Taipei Times" publicó un editorial en el que calificó la exhibición de Caballo de Troya chino: "China reprime con dureza a grupos religiosos en su territorio, mientras desencadena por medio de otros una oleada religiosa en Taiwán".
Tampoco faltan ciudadanos convencidos de que estos envíos culturales chinos forman parte de las manipulaciones de Pekín para ganarse a su provincia "rebelde", como cree Chiang Hsiao-yu, un peatón que pasa frente al estadio de la universidad nacional de Taiwán sin intención de entrar a ver el dedo de Buda.
Sin embargo, el maestro Juedeng rechazó cualquier pregunta sobre política y prefirió hablar de devoción, de la fe que manifestó "una anciana que lloraba y ondeaba sus manos para saludar a la reliquia durante la procesión del sábado".