ROMA, 30 (ANSA) - Simba, el chimpancé más famoso de Estados Unidos, se jubiló. Y, por temor a que termine como un cobayo en un laboratorio, se puso en marcha una coalición de amigos de los animales y juristas, con el objeto de lograr que se reconozca y tutele a los miembros de esta especie como personas jurídicas. El Corriere della Sera de Milán publicó, en un curioso artículo, el caso de Simba, el chimpancé defendido por el más insigne constitucionalista norteamericano, Laurence Tribe, que en el 2000 apoyó la causa del vicepresidente Al Gore contra George Bush ante la Corte Suprema.
Para Tribe, "los primates deben ser considerados personas ante la ley, al igual que los hombres".
A los seis años, Simba fue una estrella del patinaje sobre hielo. Recorrió el mundo con el "Donny y Marie Show" de Hollywood, entusiasmando a las plateas infantiles.
Ahora, que cumplió los 31 y se jubiló, constituye la gran atracción de la Fundación de los primates de Arizona. Sabe comunicarse en forma rudimentaria con los turistas y le gustan las canciones napolitanas, en particular "O sole mio", interpretada por Luciano Pavarotti.
Pero la mayor virtud de Simba es que, aún sin saberlo, dio inicio a una auténtica revolución cultural: un movimiento para el reconocimiento y tutela de los chimpancés como personas jurídicas.
Se intentará nombrar custodios legales de los primates, sobre el modelo de los tutores de niños o adultos mentalmente incompetentes; fomentar su "liberación de la esclavitud" e impedir la práctica "de tratamientos inusuales y crueles", como establece la constitución norteamericana con respecto a los seres humanos.
El Chimpanzee collaboratory, financiado por Rob Glaser, el presidente de la Realnetworks (una sociedad INTERNET de Seattle, competidora de la Microsoft de Bill Gates), descubrió que Simba corre el riesgo de transformarse en objeto de imprecisos experimentos. Y para protegerlo se recurrió a Laurence Tibe, docente de Havard, quien no ve gran diferencia entre los derechos de los líderes políticos y los primates.
"Nosotros consideramos a los animales como cosas", dijo. "Pero también las sociedades son cosas y, sin embargo, se las reconoce como personas jurídicas".
En 1996, el chimpancé Jerome, de 13 años, fue abandonado en un laboratorio después de contraer el sida. Allí murió sin ningún tipo de tratamiento.
Estalló un escándalo y, al año siguiente, el Instituto Nacional de Salud prohibió la cría de estos monos con fines experimentales.
Sin embargo, los chimpancés siguen siendo usados en investigaciones contra la hepatitis, la malaria y otras enfermedades.
En el 2000, el Congreso aprobó una ley sobre la prevención de la salud de los ejemplares de esta especie en Estados Unidos, ley que se aplica en forma intermitente.
Una nueva "Ley Simba", como la llama Steven Wise, lo cambiaría todo.