Lagos, 22 may (EFE).- Folorunso Olukotun, un nigeriano de 50 años, reconoció a la policía haber matado a una vecina para extraer sus intestinos, que cocinó y después ingirió con la esperanza de acabar con la continuada erección que padecía.
Según publica hoy la prensa local, el suceso se produjo en las cercanías de un poblado en el sudoeste de Nigeria, donde el acusado aseguró que había seguido las instrucciones de un hechicero, según el cual solamente al comer las entrañas cocidas de una mujer podría poner fin a la persistente rigidez de su pene.
Tras recibir el consejo del curandero, el asesino tendió a las afueras de la aldea una emboscada a su víctima, de unos 40 años, cuya identidad no ha sido revelada y a la que mató con un machete para después extraerle los intestinos que se llevó a su domicilio.
El homicida cocinó las vísceras en un puchero, en el que añadió un poco de batata, según dijo a la policía al ser sorprendido en su casa comiendo la pócima.
Olukotun se encuentra detenido en espera de ser juzgado por un tribunal, sin que hasta el momento se conozca si pudo poner fin a su mal, que de acuerdo con el caníbal le causaba fuertes "trastornos y dolores".