Oslo, 3 sep (EFE).- Los habitantes de un fiordo noruego cercano a la ciudad de Kristiansund, al sur del país, recibieron hace unos días la visita inesperada de Keiko, la orca que se convirtió en la mascota de muchos niños con la película "Liberad a Willy" (1993) y que ahora parece que no quiere volver a la vida en libertad.
Desde que Keiko fue capturada en Islandia en 1979 ha pasado casi 20 años en compañía de los humanos, y en 1998 fue devuelta a esa isla nórdica en un intento por integrarla en su medio natural.
Sin embargo, este esfuerzo parece no haber dado el resultado deseado, ya que la ballena ha buscado incesantemente el contacto de su amigo el hombre.
Después de pasar dos años en una zona acotada de Islandia, Keiko fue finalmente puesta en libertad en alta mar a principios del pasado mes de julio.
Tan sólo unos días más tarde, la ballena parece haber encontrado su nuevo hogar en un fiordo noruego donde interpreta a sus anchas el papel que más le gusta, el de estrella.
Desde su llegada a ese idílico paraje no han parado de acercarse curiosos y los vecinos ya empiezan a especular sobre las nuevas posibilidades turísticas que la estrella de cine les puede aportar.
Según los científicos que ayudan a Keiko a adaptarse a su nueva vida, la ballena no ha conseguido aún superar la dura prueba de alimentarse por sí misma y de integrarse en una banda de orcas.
La pregunta que todo el mundo se plantea ahora es si lo conseguirá alguna vez o si seguirá siendo una estrella de Hollywood el resto de sus días.