San Pablo, 11 de marzo (Télam-SNI).- El "muriqui", un mono brasileño en vías de extinción, habla casi como los seres humanos y vive en grupos organizados, pero no sobre el predominio del más fuerte sino del más amado, un descubrimiento anunciado en el último número de la revista Pesquisa, una especie de Nature carioca.
En la actualidad quedan menos de mil ejemplares de los "muriqui" (brachyteles arachnoides) en la Mata Atlántica (jungla costera brasileña) de Minas Gerais, al noroeste de Río de Janeiro.
Con una altura de un metro y medio, incluyendo la cola, el muriqui -también conocido como MONO carbonero por su cara negra y su pelaje gris- es el mayor primate del nuevo continente, pero hasta hoy nadie había descubierto sus características excepcionales.
Eleonora Cavalcante Alvano, investigadora de la Unicamp de Campiñas, la más prestigiosa universidad brasileña, explicó que "no existe ninguna otra especie de simios en el mundo que tenga un lenguaje tan similar al nuestro".
En ese sentido, los científicos consideran que el muriqui es superior al chimpancé africano. "Su lenguaje difiere del nuestro sólo porque no es simbólico: indica los objetos del mundo pero no se sabe todavía si llega a representarlos como hacemos nosotros en ausencia del mismo objeto", precisó la especialista.
Casi 140 horas de grabación revelaron que el muriqui, más allá de las expresiones vocales utilizadas por otras especies para situaciones de peligro, adopta al menos 534 secuencias fonéticas diferentes para "conversar" con sus pares. Y lo hace apenas se levanta, o al anochecer, antes de dormir.
Francisco Cardoso Mendes, investigador en jefe de la Universidad de Goias -que estudió durante dos años los muriqui, en las selvas de la reserva biológica de Caratinga- apuntó que "los grupos de muriqui, formados en general entre 15 y 50 simios, están organizados en base al contacto amoroso y no sobre jerarquías de poder".
"Los jefes del grupo no son los más fuertes, sino los más amados, es decir, aquellos que obtienen más abrazos de sus compañeros", subrayó el científico y dijo que abrazarse es una especialidad de estos MONOs que no conocen las luchas para adjudicarse a las hembras o competiciones por la comida.
Apoyados por colegas estadounidenses de la Universidad de Wisconsin, los científicos brasileños explicaron en parte el fenómeno por el hecho de que las hembras de los muriqui, cuando están en celo, emiten continuos chillidos y se entregan a todos los machos, sin excepción.
"La única competencia parece ser sobre quien eyacula más esperma. Los muriqui tiene grandes testículos y las eyaculaciones son muy abundantes", mencionó Mendes.