Viedma, 17 de abril (Télam).- Un pequeño de dos años que estuvo perdido catorce horas en la zona rural de Lamarque, en el norte de Río Negro, pasó la noche bajo un tinglado en compañía de dos fieles perros que lo abrigaron y que guiaron a un grupo de rescate hasta el pequeño, informaron fuentes policiales locales.
Los protagonistas de la historia con final feliz fueron el niño José Hernandorena, de dos años, y sus canes "Eco", un galgo, y "Rey" de "pura raza perro", según contó el comisario Eliseo Razzari, titular de la Comisaría de Lamarque, localidad situada unos cinco kilómetros al sur de Choele Choel y a unos 280 kilómetros al noroeste de Viedma, sobre el río Negro.
El galgo fue hallado caminando al costado de la ruta nacional 250, que cruza frente a la chacra paterna, a tres mil metros de distancia del punto inicial de la aventura, y fue quien guió a un policía y a la tía de José hasta el lugar donde se encontraba el niño.
José Hernandorena se perdió en la tarde del lunes y fue rescatado sano y salvo ayer, tras catorce horas de dramática búsqueda en la que no faltaron las hipótesis más pesimistas, dada la corta edad del niño y el peligro que representaba esa zona cruzada por canales de riego.
"Recibimos la denuncia del extravío del chiquito cerca de las ocho de la noche y enseguida se organizó el operativo, con mucha preocupación porque cerca de la chacra de la familia corre el canal de riego", informó el comisario Razzari.
En diálogo con Télam el oficial precisó que "la búsqueda siguió durante toda la madrugada, con la participación de efectivos de la brigada especial de rescate de la policía y unos 40 voluntarios, a pie, a caballo y en tractores".
Ya había amanecido cuando Razzari salió a la ruta en auto, acompañado por una tía del niño "que conoce bien a los PERROs, pensando que si al nene lo había levantado algún automovilista los animales tendrían que andar por el camino".
A corta distancia encontraron al galgo "Eco", caminando sobre una de las banquinas; el PERRO no respondió al llamado y se internó por un camino rural hasta un tinglado, donde estaba el pequeño José, acurrucado entre fardos de pasto.
"Lo primero que pudimos observar era que tenía el buzo todo lleno de pelos, lo que demuestra que durmió abrazado a los perros y así pudo protegerse del frío de la noche, después lo llevamos al hospital de Lamarque, en donde se comprobó que estaba bien, sólo con algunos raspones en la cara y mucho apetito" completó su relato el policía.