Berlín, 23 abr (EFE).- El especialista alemán en ingeniería y bioacústica Gerhard Jahns se ha propuesto descifrar el lenguaje de las vacas lecheras, pues cree que entendiendo su "idioma" se pueden prever sus enfermedades, molestias o necesidades y, en consecuencia, mejorar su rendimiento.
Jahns explicó a EFE que ha logrado identificar hasta ahora siete mensajes diferentes en el espectro de los mugidos -entre ellos el hambre, la sed y la presión de la leche en la ubre, así como el deseo de apareamiento-, pero está convencido de que hay más.
"Identificar a tiempo determinadas enfermedades, molestias o necesidades físicas que las vacas expresan a través de mugidos de diferente tono e intensidad podría contribuir a aumentar la productividad en las explotaciones ganaderas e incluso en los camiones que transportan a estos mamíferos", indicó.
Los mugidos y la voz humana presentan analogías que llevaron a Jahns a interesarse por el "lenguaje" vacuno, ya que la voz se convierte en palabras en el caso de los hombres cuando el aire llega a la boca y los labios, pero en su origen es la expresión de una necesidad comunicativa.
"El objetivo del experimento es detectar a tiempo y de la manera más exhaustiva posible molestias del animal que pueden influir en su comportamiento y productividad", señaló Jahns.
Este científico trabajó en el Centro Federal de Investigación Agrícola de Braunschweig, en el estado federado de la Baja Sajonia, hasta que se jubiló hace dos años.
Jahns, que reside en la localidad de Bortfeld, en el citado "Land", ha desarrollado el experimento a título privado, colocando en un establo un dispositivo de micrófonos que graba los mugidos.
Estos característicos sonidos se ordenan después en una base de datos informática donde son digitalizados y comparados con los patrones sonoros previamente registrados.
"Hoy en día, con la ayuda de un simple ordenador con tarjeta de sonido, se pueden identificar sin muchos problemas sonidos distintos que producen las vacas para comunicarse entre ellas, y lo más importante es que eso se puede hacer durante veinticuatro horas al día sin molestarlas para nada", precisó Jahns.
De la misma forma que la tos o un dolor localizado puede ser en los seres humanos señal de una enfermedad, grave o no, esta "detección precoz" de problemas en las vacas podría ahorrar mucho dinero a los ganaderos, sostiene.
El dispositivo que le gustaría instalar a Jahns en los establos y en los camiones de transporte de vacas -y que, según él, sería útil sobre todo para las explotaciones con más de un centenar de cabezas- incluye una alarma que avisaría al ganadero de que algo está pasando con los animales.
Si el experimento de Jahns -llevado a cabo con el máximo rigor científico- se convirtiera en realidad, el ganadero podría detectar a tiempo una molestia del ANIMAL, y evitaría tener que prescindir de la leche durante su periodo de convalecencia.
La casualidad ha jugado un papel importante en el experimento, ya que, por ejemplo, el hecho de que se congelaran las tuberías de suministro de agua del establo a causa de una baja de temperatura ambiental permitió a Jahns identificar el mugido de las vacas que significa que tienen sed.
El experimento no es único, pero casi, ya que este científico no conoce proyectos similares en ningún otro país, salvo Japón, donde se investiga también el "lenguaje" de estos mamíferos lecheros.
"Hay muy pocos biólogos que se ocupen de los animales domésticos", lamentó Jahns, e indicó que otros colegas suyos alemanes están interesados en investigar también el "idioma" de los cerdos y de las aves domésticas.