Taipei, 15 nov (EFE).- Un taiwanés apodado "Gigante verde" se pasó nueve meses colgado del ordenador de un Café de Internet sin lavarse, hasta que la clientela no pudo soportar más el mal olor y le obligó a ir a los lavabos del local.
El aficionado a los juegos en línea accedió, ante las protestas, a dejar por un momento su asiento y llegar hasta los aseos para adecentarse, pero los empleados dudan de que la limpieza fuese muy completa ya que la toalla estaba seca y el mal olor no había desaparecido, según indicaron a los medios taiwaneses.
"Le traemos la comida y no se despega de su silla y de su ordenador", dice Chang Mei-chun, una de las empleadas del Café Internet X de la ciudad de Chiayi, en el centro de Taiwán.
Uno de los clientes del lugar, apellidado Yu, aseguró que "sale más barato vivir en un cibercafé que en una pensión", y apuntó que eso es precisamente lo que hace "Gigante verde", quien no tiene ni trabajo ni casa.
La proliferación de los cibercafés en Taiwán, abiertos las 24 horas del día, surgió tras la aparición en la red de emocionantes juegos que enloquecieron a muchos taiwaneses.
En poco tiempo, los establecimientos se han convertido en punto de reunión para cientos de miles de jóvenes.
"Una hora de Internet cuesta medio dólar estadounidense (o euro) pero hay ofertas para períodos más largos", dice un estudiante de 17 años asiduo a estos lugares.
El dueño del café de Internet Shipai, Wii Lihung, indicó que el caso de "Gigante verde" llega hasta los extremos, pero no es único, ya que muchas personas residen en este tipo de establecimiento y no aparecen por casa.
Hace unos meses, uno de los clientes de un café murió mientras jugaba por la red, lo que provocó un revuelo sobre el nivel de afición que han despertado los juegos en línea en Taiwán.
Las autoridades han comenzado a tomarse el asunto en serio y algunas Alcaldías han aprobado regulaciones que impiden abrir uno de estos cafés a menos de doscientos metros de las escuelas y que prohíben el uso de los ordenadores del comercio a los menores de quince años de edad.
Los propietarios de los locales temen las repercusiones para sus negocios de estos malos "casos aislados" y están dispuestos a colocar en los establecimientos cámaras conectadas directamente con la Policía.
"Los cibercafés no son lugares malos y no somos salones recreativos donde se ofrecen juegos de azar", dijo Murphy Wang, que fue presentador de televisión y ahora es el presidente de los propietarios de cafés Internet en Taipei.