Bonn, 15 ago (dpa) En la localidad alemana de Neandertal, hace
más de 40.000 años, un grupo de criaturas paleolíticas, cuyos
antepasados emigraron hace mucho tiempo desde Africa, utilizan
herramientas de piedra para romper los huesos de brazos y piernas de
una hembra Neandertal y sorben su médula ósea, altamente nutritiva.
A otro individuo, ya viejo, le habían abierto antes el cráneo para
quitarle los sesos. Esta escena de horror no es fantasía ninguna,
sino producto de estricta investigación científica.
Un hallazgo de huesos fósiles hecho en 2000 en este histórico
sitio es hoy una de las bases de una polémica teoría con la cual el
paleontólogo Juergen Thissen pretende revolucionar la historia de
población humana de Europa. Thissen determinó que las tibias de esa
hembra Neandertal fueron abiertas inmediatamente después de su
muerte.
Quizás, tal como en otros sitios arqueológicos en Europa, miembros
de un grupo enemigo y depredador, pertenecientes a la especie Homo
sapiens, pretendieron aprovechar rápidamente esa médula ósea.
La CIENCIA tradicional supone hasta ahora que el Viejo Continente
fue poblado sin interrupción desde hace al menos un millón de años.
Primero vino desde Africa el Homo erectus, que siguió una evolución
desde el Hombre de Heidelberg hacia el Hombre de Neandertal. En otra
ola, hace 40.000 años, llegó a Europa el Homo sapiens, llamado
también el Hombre de Cro Magnon.
Thissen, que desde hace 20 años se dedica a la investigación del
Hombre de Neandertal, supone que, por el contrario, no hubo una sola
sino muchas olas migratorias. En cada era templada de cierta
duración, poblaciones de Homo Sapiens poseedoras de herramientas de
piedra avanzadas emigraron desde las zonas del Mediterráneo hacia el
norte, retirándose después con la llegada de otra era fría.
No hubo por tanto en este tiempo una población continua de
Europa", afirma el científico.
Para Hans-Eckart Joachim, profesor de prehistoria en Bonn, esta
visión reinterpretada" del pasado de Europa es atractiva, pero aún
controvertida". Se trata aquí de ver si se permite mezclar datos
antropológicos y arqueológicos, dice Joachim, custodio de los
históricos restos de Neandertal en el Museo Renano de Bonn.
Hace siete años, al excavar un sitio Neandertal cerca de
Moenchengladbach, Thissen y su colega Dirk Tomalak se dieron cuenta
de que allí, en capas de tierra demasiado antiguas, aparecían
herramientas de piedra modernas y altamente especializadas.
Al mismo tiempo, investigaciones genéticas, según las cuales el
Neandertal no está entre los antepasados del hombre moderno,
demostraban una ruptura en el desarrollo biológico del hombre en
Europa, que hasta entonces se suponía continuo.
La reevaluación de cráneos humanos fósiles como los de Steinhem y
de Weimar-Ehringsdorf, la existencia de características anatómicas
hasta ahora no tenidas en cuenta y los resultados de las pruebas
genéticas demuestran, según Thissen, que el hombre primitivo de
Eurasia y Africa, al igual que el reino animal y vegetal de entonces,
emigró a0 años de ida y regreso hacia
el norte.
Así se explica por qué durante las glaciaciones europeas hay
lagunas de decenas de miles de años" en el material fósil de las
excavaciones.
Hace sólo 200.000 años, y por razones aún desconocidas, algunos de
los inmigrantes del Mediterráneo tuvieron la idea de quedarse a vivir
en Europa central.
El Homo sapiens arcaico, creador de herramientas de piedra
modernas, se convirtió en el clima de la Edad del Hielo en antepasado
del Neandertal, el primer europeo de verdad". Una nueva era templada,
hace 120.000 años, le hizo tomar contacto nuevamente con una nueva
migración de lejanos parientes de la familia Homo sapiens.
El frío y el aislamiento genético", afirma Thissen, hicieron que
el Neandertal quedara anatómica y tecnológicamente atrás,
convirtiéndose finalmente en víctima del hombre moderno",
depredador, voraz y agresivo, que le dio caza y lo devoró hasta
provocar su extinción.
Thissen explica su tesis en el informe anual de la Sociedad de
Historia Natural de Wuppertal, recién aparecido, documentado con los
últimos hallazgos de Francia y la región alemana de Renania.