Río de Janeiro, 31 oct (EFE).- Unos 3.000 brasileños se han inscrito en la internet para someterse a un tratamiento quirúrgico gratuito para aumentar el tamaño del pene, informó hoy la Sociedad Brasileña de Medicina Sexual, que auspicia la campaña.
El procedimiento, según el cirujano vascular Márcio Dantas de Menezes, presidente de la entidad, "es puramente estético", y beneficiará a adultos mayores de 21 años con una renta mensual inferior a 357 dólares y cuyo miembro viril erecto no supere los once centímetros de longitud ni los ocho centímetros de diámetro.
Las inscripciones comenzaron el fin de semana pasado y el plazo termina el 23 de diciembre.
Menezes explicó que con la campaña, en la que participan 35 galenos, la Sociedad Brasileña de Medicina Sexual conmemorará la marca de 1.000 cirugías para aumentar del pene realizadas en el país desde 1996.
El asunto ha suscitado duras críticas de los urólogos brasileños, que consideran el procedimiento, como mínimo, "absurdo".
"Esa práctica causa falsas expectativas. Muchos hombres llegan a mi consultorio para decir que se arrepintieron", dijo a la revista "Epoca" el urólogo Paulo Egydio, del Hospital de Clínicas de Sao Paulo y miembro de la Sociedad Brasileña de Urología.
La operación para aumentar el pene es ambulatoria, requiere anestesia local e implica el corte de un ligamento de sustentación del órgano adherido al pubis.
El paciente, según los cirujanos, puede tener relaciones sexuales 30 días después. Durante ese lapso debe tener acoplado un aparato denominado "extensor peniano", compuesto por unas pinzas que ejercen una presión sobre el órgano sexual de hasta un kilo y medio de peso.
Según los especialistas, con el uso durante un mes del citado "extensor" el miembro viril puede crecer, como mínimo, 2,5 centímetros.
El aparato, que no tiene registro en la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, es ofrecido en sitios de la internet y en "Sex Shops" por 1.200 reales (unos 428,5 dólares), pero ni los cirujanos que promueven la técnica aconsejan su uso sin supervisión médica.
"La comunidad médica coherente condena esos aparatos porque no sabemos si hacen bien o mal", sostuvo el urólogo Miguel Srougi.
Su colega Joaquim Claro, profesor de la Universidad Federal de Sao Paulo, afirmó que no hay estudios serios que comprueben los beneficios de esa "práctica estética".