Nueva York, 31 oct (EFE).- Hacer una llamada de teléfono desde el retrete de un tren puede convertirse en una tarea peligrosa, a tenor de lo que le ocurrió a Edwin Gallart, un ciudadano de Nueva York que acabó con el brazo atrapado en el inodoro durante una hora y media.
Gallart -que ayer se subió al tren en la terminal de Grand Central- buscó en el retrete del vagón la intimidad que necesitaba para hacer una llamada, con tan mala suerte que, en medio del bamboleo del convoy, el teléfono celular fue a parar al interior del inodoro.
Ajeno a los reparos que genera une excusado público, el desafortunado viajero, de 41 años, introdujo el brazo en el inodoro para tratar de recuperar su teléfono, pero lo hizo tan a fondo que quedó atrapado.
Una vez alertados de la situación comprometida en la que se encontraba el viajero, el conductor del tren, primero, y otros empleados del convoy, después, trataron sin éxito de ayudarle a extraer el brazo.
Cuando ya habían pasado 20 minutos desde el accidente, los responsables decidieron detener el tren en una estación del norte de Manhattan y llamar a los bomberos y a la policía.
Ello obligó a evacuar a los cientos de pasajeros, y causó demoras en la línea ferroviaria, ya que el vagón se detuvo en una plataforma por donde debían pasar otros trenes, relata hoy la prensa local.
Los bomberos, según explicaron a los medios de comunicación testigos presenciales, trataron sin éxito de utilizar varios métodos para desatascar al pobre viajero, y finalmente optaron por el más drástico, arrancar totalmente el inodoro de acero inoxidable.
Una vez liberado, Gallart fue remitido al centro hospitalario más cercano para recibir las curas necesarias, aunque los daños sufridos eran leves.
Si bien algunos medios de comunicación trataron de localizarle vía telefónica, el intento fue infructuoso, entre otras razones porque el teléfono móvil nunca fue recuperado.